Por historia, la solicitud de un microcrédito se efectuaba cuando el dinero se utilizaría para una actividad generadora de beneficios. Por ejemplo, comprar maquinaria para una microempresa, comprar materia prima para producir algún producto, o actividades similares.
Sin embargo, en los tiempos que corren muchas personas solventan sus problemas financieros con más deudas, pero, tratando en lo posible de que sean de menor interés. Aunque parezca descabellado el plan, en esta ocasión se presentan algunos consejos, tanto si lo usarás para lo primero, o para lo segundo, con los que te movilizarás mejor a la hora de solicitar un microcrédito. Veamos:
Ten un plan previamente esquematizado
Aunque es posible que un prestamista o una ONG que preste servicios de microcréditos te otorguen el dinero que necesitas, es mucho más factible, viable y rentable, si aparte de todo, cuentas con un plan para la utilización de ese dinero. De esa manera, podrás devolver el dinero en un plazo anterior a lo que estimas, y, por consecuencia, podrás sacarle más rentabilidad al dinero en deuda que te ha sido otorgado.
Al tener en tus manos dinero de otras personas o instituciones, llevas sobre tus hombros una responsabilidad extra: la de utilizarlo correctamente para generar más beneficios que pérdidas, y poder devolverlo en el plazo acordado.
En ese caso, conviene tener un plan muy bien esquematizado.
Coloca cifras a tu plan
Esto significa que a la ruta que tomarás, al destino que le darás a tus fondos, le estimes cantidades.
Por ejemplo; si tienes pensado iniciar un taller de costura, debes concretar cuánto dinero destinarás a las telas, cuánto a la máquina de coser, cuánto a la publicidad, y a todos los pormenores.
Con toda esta información en tu poder, solicitar un microcrédito será un proceso más sencillo tanto para quien da el dinero, como para ti, que esperar recibirlo.
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